COLUMNA: Se dice que: La fiebre del 27
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**Faltan más de dos años para las elecciones y las candidaturas, pero los aspirantes actúan como si la contienda estuviera a la vuelta de la esquina
El Edomex de los $400 dólares
El Estado de México presume la segunda economía más grande del país, pero para 3.4 millones de asalariados —formales e informales— la realidad se resume en sobrevivir con $7 470 pesos mensuales o menos, es decir, unos 400 dólares. Si sumamos a quienes ganan hasta dos salarios mínimos ($14 940 pesos), el dato es demoledor: nueve de cada diez trabajadores viven con ingresos que los condenan a la precariedad. Mientras tanto, solo 117 mil personas (menos del 2% de la fuerza laboral) superan los $22 mil pesos al mes. El discurso oficial de “prosperidad compartida” choca con un modelo que crea riqueza arriba y reproduce pobreza abajo, mientras que el 72% de quienes están atrapados en el salario mínimo son informales, sin seguridad social, prestaciones ni derecho efectivo al futuro. Aquí no hay movilidad social: el Edomex funciona como un sistema extractivo donde la economía crece, pero los bolsillos se achican.
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Acolman: acusaciones que sacuden a Morena
Lo ocurrido en Acolman es un punto de quiebre. Desde la sede del Poder Legislativo federal, la diputada Leticia Garfias acusó públicamente al diputado local Osvaldo Cortés y a la alcaldesa Blanca Guadalupe Sánchez —ambos de Morena— de haberla mandado a golpear y agredir sexualmente. En cualquier democracia madura, esto sería un escándalo de Estado; aquí, el hecho parece diluirse entre comunicados y desmentidos. Pero el trasfondo es inequívoco: la temprana disputa por la candidatura de Morena a la alcaldía de Acolman en 2027. Morena, el partido que prometió acabar con la política de violencia y abuso, enfrenta un episodio que erosiona su narrativa. Si la dirigencia no actúa con firmeza, el mensaje será devastador: un proyecto que se dice transformador no puede normalizar la violencia ni tolerar la impunidad, ni legal ni política.
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Pedro Zenteno y el costo de las lealtades
Pedro Zenteno, diputado federal y fundador de Morena en Edomex, ha construido una imagen de político serio y operador respetable, pero su nombre empieza a aparecer asociado a episodios que erosionan esa narrativa: primero, el cuestionado desempeño de la secretaria de Salud Macarena Montoya, a quien, según diversas versiones, habría recomendado más por afinidades personales que por méritos profesionales; después, las críticas al papel de su hermano Luis Zenteno como alcalde de Teoloyucan, señalado por falta de resultados; y ahora, el conflicto en Acolman, donde la diputada federal Leticia Garfias, compañera de bancada y cercana a Zenteno, acusa al diputado local Osvaldo Cortés y a la alcaldesa Blanca Guadalupe Sánchez de haberla mandado a golpear y agredir sexualmente, un hecho grave que trasciende lo personal y expone tensiones internas en Morena, por lo que si Zenteno aspira a preservar su capital político y el lugar que ha ganado como referente respetable, necesita marcar distancia de decisiones y alianzas que puedan comprometerlo, porque en tiempos de desgaste no basta con ser un político serio, también hay que parecerlo.
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La fiebre del 27 y el vacío de resultados
En todos los partidos, del PRI al PAN, de Morena a Movimiento Ciudadano, pasando por el Verde y el PT, se padece ya una especie de fiebre del 2027: faltan más de dos años para las elecciones y las candidaturas, pero los aspirantes actúan como si la contienda estuviera a la vuelta de la esquina, desatados en grillas internas, acuerdos soterrados y flagrantes actos anticipados de campaña que nadie sanciona ni detiene, como si las reglas solo existieran para simular que existen y mientras el discurso de transformación, cambio o alternancia se desgasta, la realidad es que la mejor manera de ganar simpatías, votos y legitimidad sigue siendo la más sencilla y la más ignorada por casi todos: trabajando, gobernando bien y dando resultados, porque ningún evento, pacto o promesa reemplaza la fuerza de la gestión efectiva cuando los ciudadanos llegan a las urnas.
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Enrique Vargas pierde el control
En el PAN Edomex ya no todos obedecen ni temen al líder de facto Enrique Vargas y ese es el resultado directo de un desgaste acumulado que el propio dirigente ha provocado; el partido carga sobre sus hombros una serie de derrotas estratégicas que han dejado a muchos militantes decepcionados, inconformes y cada vez más distantes de las decisiones de la cúpula, y aunque esa inconformidad aún no se articula en un movimiento interno visible, los síntomas de fractura están ahí, fermentando, mientras el partido se reduce a su mínima expresión en buena parte del estado; el 2027 podría convertirse en el punto de quiebre definitivo, si es que el PAN logra llegar con vida, porque hoy está en los huesos y, si la tendencia se mantiene, corre incluso el riesgo real de perder el registro en el Estado de México, un escenario impensable hace apenas una década y que confirma el ocaso de un partido que alguna vez fue central en la disputa del poder.
