***Con más de 17 millones de habitantes y un PIB que compite con el de países enteros, sigue dependiendo de combis ruinosas, autobuses parchados y promesas sobre rieles que nunca llegan

A. Matamala/Ad Noticias

 octubre 22, 2025

¿Cuál es el valor político de Montiel?

La política mexicana tiene una fascinación patológica por el pasado. Arturo Montiel, aquel símbolo del priismo dorado, reaparece como si el tiempo no existiera, ofreciendo su “experiencia” a un país que presume de moderno.
a) ¿Qué puede aportar un hombre que hizo de la corrupción un sistema y de la impunidad un mérito administrativo?
b) ¿Qué modernidad invoca quien ni siquiera logró que su esposa, Karla Cortés, ganara en Lerma, donde el apellido se volvió carga más que estandarte?
c) ¿Por qué un partido que se dice renovador se atreve a coquetear con la reliquia que mejor representa aquello que asegura haber superado?
d) ¿Cuánto pesa la sombra de un político cuyo capital simbólico se mide en mansiones francesas y sentencias infames sobre “los humanos y las ratas”?
e) ¿Y por qué, si todo quedó en trascendidos, bastó el simple rumor de su afiliación al Verde para recordar que la política mexicana nunca entierra a sus muertos?

La modernidad mexicana siempre acaba invitando al banquete a los fantasmas que juró exorcizar.

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¿Por qué se fue Trini?

El poder en silencio suele pesar más que el poder que habla. Trinidad Franco dejó la Oficialía Mayor del gobierno estatal sin anuncio, sin acta, sin despedida pública. Y el vacío, como siempre, llenó la conversación.
a) ¿Está enferma o simplemente cansada de la maquinaria que ayudó a engrasar?
b) ¿Fue decisión propia o la ley natural del poder que descarta piezas cuando dejan de ser útiles?
c) ¿Sigue su hijo firme en el Ayuntamiento de Ecatepec al lado de Azucena Cisneros, o también empieza a temblar la escalera que lo sostiene?
d) ¿Qué balance deja su paso por la Oficialía Mayor: orden y disciplina o la confirmación de que el Estado sigue gobernado por inercias más que por ideas?
e) ¿Volverá, como tantos, reciclada en otro cargo, o el sistema ya la dio por amortizada?

Nadie es inamovible: en política, la lealtad dura exactamente lo que el poder necesita.

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¿Quién manda en los cambios?

El gobierno se mueve como un tablero de ajedrez donde las piezas cambian sin previo aviso. Cada ajuste en el gabinete de Delfina Gómez despierta la misma pregunta: ¿es limpieza, estrategia o simple supervivencia?
a) ¿Habrá más cambios en el equipo de la gobernadora, o el relevo reciente marca el final del reacomodo?
b) ¿Con qué criterio se decide quién se va, quién se queda y quién llega: eficiencia, lealtad o conveniencia política?
c) ¿Le falta a la gobernadora un equipo más sólido o simplemente uno que piense por sí mismo?
d) ¿Son los relevos una consecuencia técnica, política o emocional, dictados por la confianza o por el cansancio?
e) ¿Quién influye realmente en las decisiones de la mandataria: la razón institucional, el cálculo electoral o el susurro del círculo más cercano?

El poder no se mide por los cambios que hace, sino por los que se atreve a sostener.

¿Cuántos alcaldes deberían estar en prisión?

El Órgano Superior de Fiscalización vive entre altibajos: a veces parece decidido a limpiar la casa, y otras vuelve a barrer el polvo debajo del tapete. En los 125 ayuntamientos mexiquenses hay miles de millones de pesos sin comprobar, expedientes que huelen a fraude y cuentas públicas que no resisten ni la aritmética básica.
a) ¿Cuántos alcaldes tendrían que estar en prisión si las auditorías se leyeran con la misma seriedad con que se cobran impuestos?
b) ¿Cuántos han convertido el cargo en empresa familiar y la obra pública en caja chica?
c) ¿Por qué cada año se anuncian sanciones ejemplares y cada año todo termina en silencios ejemplares?
d) ¿Cuántas fortunas se amasaron entre facturas falsas y licitaciones amañadas, mientras los municipios se caían a pedazos?
e) ¿Y cuántas veces más habrá que escuchar que “ahora sí” se castigará la corrupción antes de creerlo?

En el Edomex, la impunidad no es costumbre: es institución con presupuesto propio.

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¿Por qué el Edomex no tiene metro?

El Estado de México presume tamaño, población y economía, pero se mueve con el transporte de una provincia mal administrada. Con más de 17 millones de habitantes y un PIB que compite con el de países enteros, sigue dependiendo de combis ruinosas, autobuses parchados y promesas sobre rieles que nunca llegan.
a) ¿Por qué la segunda economía nacional no tiene un sistema de metro propio, como cualquier megalópolis moderna?
b) ¿Cuánto dinero se ha desviado en décadas de gobiernos que juraron modernizar el transporte y solo modernizaron su patrimonio?
c) ¿Es una limitación técnica, una falta de visión económica o un cálculo político que prefiere el caos a la eficiencia?
d) ¿Por qué la gente no se articula en torno a una causa que mejoraría la vida de todos y se conforma con pelear por una banqueta o un asiento libre?
e) ¿Por qué ningún político se atreve a asumir ese proyecto civilizatorio?, ¿quizá porque un metro no deja moches, solo bienestar?

El atraso del transporte no es técnico ni financiero: es moral.