MALDITAS DUDAS: ¿Quién paga el costo del poder en Edomex?

En Edomex, el poder no responde: administra la sospecha. La pregunta no es qué ocurre, sino por qué siempre ocurre igual.
En el Estado de México, las tragedias, los pleitos internos, los despachos externos, los desplantes y los atracos financieros no son anécdotas: son síntomas de un sistema que se oxida en público. La pregunta no es qué ocurre, sino por qué siempre ocurre igual: impunidad arriba, incertidumbre abajo.
La sombra de Ciprés y Colón
En Toluca, la muerte de Paco Serrano cimbró a la comunidad académica y política. Ocurrió a unas cuadras de la vieja Casa Estado de México, residencia oficial de gobernadores, un espacio que simboliza la autoridad del régimen. La tragedia expone no solo la fragilidad personal, sino la lentitud institucional para esclarecer hechos de alto impacto.
a) ¿Por qué la Fiscalía, con más de una semana encima, no ha definido si se trató de un homicidio o no?
b) ¿Qué clase de investigación se hace cuando vecinos y colegas saben más por rumores que por comunicados oficiales?
c) ¿Acaso la cercanía con la Casa Estado de México no ameritaba un despliegue inmediato de protocolos de seguridad y peritaje?
d) ¿Por qué el silencio institucional se vuelve más ruidoso que el propio hecho luctuoso?
e) ¿Qué implica que un actor ligado a la política y la academia muera en circunstancias oscuras sin que el Estado se apresure a dar certeza?
Moraleja: sin respuestas rápidas y claras, cada duda crece como sospecha, y cada sospecha erosiona la confianza en la justicia.
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El francotirador de Naucalpan
En Naucalpan, el abogado y empresario Juan José Olivas Islas convirtió en deporte diario golpear al alcalde Isaac Montoya, a pesar de que ambos son de Morena. Su estilo es mediático, patrocinando denuncias y desplegando una narrativa al estilo de la presidenta: todos los días un señalamiento nuevo, todos los días un desgaste más. Las colonias ven el pleito como espectáculo, pero detrás late la ambición por suceder y el cálculo de que la guerra interna es la mejor campaña.
a) ¿Por qué Olivas convierte cada crítica en conferencia de prensa y no en denuncia formal con consecuencias?
b) ¿Hasta dónde busca visibilidad y hasta dónde busca realmente sanción a Montoya?
c) Si Olivas es quien financia las denuncias, ¿qué credibilidad tienen cuando parece más campaña que justicia?
d) Así se lleva Morena en Naucalpan: ¿golpes públicos, silencios internos, cálculo para 2027?
e) ¿Dónde queda la famosa Comisión de Honestidad y Justicia si el pleito es tan abierto y tan corrosivo?
Moraleja: cuando el partido juega a tribunal mediático, la política se degrada en reality show, con acusadores de utilería y juicios sin sentencia.
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La abogada de todos
En los municipios mexiquenses, cuando se trata de limpias laborales y de enfrentar la herencia de pasivos que pasan de un gobierno a otro, aparece un nombre recurrente: Alma Mirna Merino Fontova, al frente de M Fontova Asociados. Su despacho se ha vuelto comodín para alcaldes de todos los partidos, que la contratan como outsider para ejecutar despidos, negociar laudos y blindar jurídicamente recortes. El fenómeno despierta preguntas inevitables sobre un servicio tan discreto como poderoso.
a) ¿Por qué alcaldes de Morena, PRI, PAN o Verde coinciden en contratar a la misma abogada para hacer la tarea más incómoda de su administración?
b) ¿Cuánto cobra realmente su despacho por cada baja, cada juicio, cada negociación?
c) ¿Cuál es su grado de efectividad: gana la mayoría de los casos o solo difiere el problema para el siguiente trienio?
d) ¿Es la solución real al problema de los pasivos laborales, o solo una válvula de escape temporal que encarece más la nómina municipal?
e) ¿Quién la recomienda en tantos ayuntamientos distintos: operadores políticos, ex funcionarios, despachos aliados, o acaso un club de alcaldes que prefieren tercerizar sus culpas?
Moraleja: cuando la justicia laboral se convierte en outsourcingpolítico, lo que se terceriza no son servicios, sino la responsabilidad pública.
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El desplante en el Teatro Morelos
Al término del informe de la gobernadora Delfina Gómez en el Teatro Morelos, ocurrió lo impensable: la mandataria evitó saludar al senador panista Enrique Vargas, y este, herido en su ego, le jaló la mano para llamar la atención. El gesto quedó registrado y la escena abre una caja de preguntas políticas sobre símbolos y formas.
a) ¿Por qué la gobernadora decidió no extenderle la mano a Vargas: hartazgo personal, memoria política o cálculo de poder?
b) ¿Qué sintió Delfina al ser jalada por un político que se creyó con derecho a forzar un saludo?
c) ¿Qué pasó por la cabeza del egocéntrico Vargas cuando descubrió que alguien, por fin, lo puso en su lugar en público?
d) ¿Acaso se terminaron los tiempos en los que Vargas podía patear puertas y pavonearse como caudillo intocable del PAN mexiquense?
e) ¿Qué valor tiene un apretón de manos cuando detrás hay un historial de insultos soeces contra AMLO, Sheinbaum y la propia Delfina?
Moraleja: el protocolo se vuelve política cuando un gesto dice más que cien discursos; esta vez, Delfina habló con la ausencia de un saludo.
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El atraco del agua
Los municipios del Edomex deben a la CAEM más de 11 mil 400 millones de pesos por concepto de agua potable. El absurdo es evidente: los ayuntamientos cobran el servicio a los usuarios, pero no entregan el dinero a la Comisión. Entonces, ¿dónde está el dinero? La deuda no es técnica, es política; no es rezago, es saqueo. Y la tolerancia de la autoridad estatal lo convierte en un monumento a la corrupción.
a) ¿Cómo es posible que los alcaldes cobren puntualmente el agua a los vecinos y no la paguen a la CAEM?
b) ¿Dónde quedó ese dinero: en nóminas infladas, en campañas, en bolsillos de operadores?
c) ¿Por qué la CAEM tolera semejante desfalco en lugar de cortar de raíz el suministro institucional?
d) ¿Condonar esa deuda multimillonaria no sería complicidad abierta en un atraco al erario?
e) ¿Qué clase de Estado de derecho permite que la corrupción fluya más libre que el agua que escasea en colonias y comunidades?
Moraleja: cuando el agua se convierte en negocio político, lo único que se multiplica no son los litros sino las deudas y la desconfianza ciudadana.
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El recorrido de estas dudas revela un patrón: en el Edomex, la sospecha no se investiga, se administra. Muertes inexplicadas, pleitos intestinos, despachos recurrentes, desplantes públicos y deudas monumentales son capítulos de la misma obra: un poder que evade respuestas y se protege en la opacidad.