OPINIÓN: Se dice que: Gasolina, giros y fracturas

***: El tablero mexiquense: el Valle de Toluca y el Edomex viven un reacomodo silencioso

***UAEMex: cuando la Asamblea se secó sola

La llamada Asamblea Universitaria nació como uno de los canales de un reclamo legítimo: abrir los órganos colegiados, transparentar presupuestos, auditar cuentas y democratizar la UAEMex. El problema empezó cuando su núcleo dirigente confundió representación con propiedad: intentó apropiarse de la causa, monopolizó vocerías, expulsó disensos y se encerró en su propia narrativa de pureza. Creyeron que el movimiento era ellos… y se marchitaron. Hoy son una tribu marginal, atrapada en su rencor, con un historial consolidado de fracasos personales: malos estudiantes, mediocres profesionales, farsantes morales. Presumen superioridad intelectual que no tienen y un compromiso democrático que nunca ejercieron. Mientras tanto, la lucha democratizadora sigue viva, más plural y más amplia, sostenida por colectivos y estudiantes que entienden que la universidad se transforma con ideas, no con gritos. La Asamblea se autodestruyó; el movimiento la sobrevivirá.

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Los dueños invisibles de la gasolina

En el Valle de Toluca, el negocio de la venta de combustibles está lejos de ser un mercado libre. Detrás de muchas estaciones operan redes bien articuladas de políticos locales y exfuncionarios que encontraron en la gasolina un negocio seguro, estable y silencioso. Son decenas de actores que provienen de la clase política mexiquense: exalcaldes, exdiputados y operadores con acceso privilegiado a permisos, contratos y ubicaciones estratégicas. En la cúspide de esta estructura aparece un exgobernador priista y sus hijos, propietarios del conglomerado más grande de estaciones en la región, con presencia dominante en los municipios clave del valle. En este esquema, las decisiones públicas y los intereses privados conviven de forma difusa: quienes legislan, gestionan o autorizan también participan del negocio. El resultado es un sistema cerrado, con poca competencia real y mucho poder concentrado. La gasolina fluye, los beneficios también, pero solo hacia los mismos nombres de siempre.

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Naucalpan: el giro inesperado

Contra todo pronóstico, Isaac Montoya empieza a darle la vuelta a un gobierno que parecía condenado al naufragio. Los primeros meses fueron un catálogo de tropiezos: resistencia interna, finanzas comprometidas, operadores divididos y un aparato municipal que lo empujaba al colapso. Pero, tras muchas tensiones, algo cambió. Montoya logró estabilizar el gobierno, desactivar viejos cacicazgos y ordenar prioridades. Hoy, la percepción ciudadana es distinta: las encuestas locales registran un repunte sostenido en la aprobación popular y su administración empieza a mostrar resultados tangibles en seguridad, servicios y gestión territorial. Naucalpan deja de ser un municipio ingobernable y se mueve, poco a poco, hacia un esquema funcional. El mérito no es menor: gobernar en medio de las presiones internas de Morena, las resistencias de grupos locales y la herencia de crisis previas exige más oficio que suerte. Por ahora, Montoya parece haber encontrado el equilibrio que le negaron sus primeros meses.

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Movimiento Ciudadano, un naranja desteñido

En Metepec, Movimiento Ciudadano intenta construir un relato, pero la realidad es que su presencia es más aspiración que fuerza. Carlos Santiago Vega, ingeniero mecatrónico egresado de la UNAM, funge como coordinador municipal del partido y presume casi tres décadas de “experiencia” en el servicio público, pero su trayectoria política es corta y errática: en 2021 buscó la alcaldía y apenas alcanzó 6 770 votos, insuficientes incluso para negociar con peso real. Su problema no es solo el bajo anclaje social; es el contexto. En la conversación política local, cada vez más se instala el nombre de Ana Lilia Herrera como posible candidata, y eso altera los nervios de quienes, como Santiago, soñaban con ser la “alternativa”. Frente al músculo de PRI-PAN-PRD y la maquinaria de Morena, el proyecto naranja parece confinado a ser nota al pie: tribus internas, campañas que no despegan y un eco mediático que no se traduce en votos. La angustia es legítima: mientras MC no logre superar su condición testimonial, su protagonismo será prestado… y breve.

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Lerma, el laboratorio del cisma

En Lerma la política está al rojo vivo. El conflicto se alimenta del hiperactivismo con tufo caciquil de Eric Sevilla, exdirigente estatal del PRI y hoy operador dentro del Comité Ejecutivo Nacional al lado de “Alito” Moreno. Con ese nuevo respaldo, Sevilla actúa como si las estructuras municipales fueran suyas, intentando erigirse en el gran elector rumbo a 2027: impone cuadros, presiona liderazgos y opera redes desde fuera, pero con la fuerza del centro. El problema es que su estrategia ha puesto contra las cuerdas al alcalde en funciones, Miguel Ángel Ponce, a quien hostiliza de forma abierta. El ambiente es de ruptura inminente: Ponce, harto de las presiones, valora saltar de barco y negociar con Morena, el Verde o incluso Movimiento Ciudadano. Sevilla cree que consolida poder, pero en realidad fragmenta al PRI y erosiona su control territorial. En Lerma, la apuesta personal del operador nacional podría costarle al partido mucho más de lo que cree.