Se dice que: El ocaso del cacique
**Axel García, viejo cacique del transporte en Cuautitlán Izcalli, delira creyendo que aún controla la voluntad popular cuando lo único que domina es una mafia disfrazada de gremio.


Axel García, viejo cacique del transporte en Cuautitlán Izcalli, delira creyendo que aún controla la voluntad popular cuando lo único que domina es una mafia disfrazada de gremio. Representa lo peor del poder político y económico: el chantaje, la extorsión y la soberbia de quien se acostumbró a mandar sin rendir cuentas. Hoy, su furia tiene nombre y dirección: Daniel Serrano. Que un personaje como él esté descompuesto, rabioso y en guerra con el alcalde no es casualidad: es la mejor evidencia de que las cosas empiezan a hacerse bien. En política, nada confirma mejor el cambio que el odio de los corruptos desplazados.
El extravío en Valle
Es triste y decepcionante el extravío de la alcaldesa de Valle de Bravo, Michelle Núñez Ponce. Su conducta política no encaja en el progresismo de la 4T; está más cerca del decadente prianismo que alguna vez juró combatir. Se esperaba mucho de ella, pero se perdió: terminó siendo una copia de lo que tanto criticó. Verla en los mismos moles que el PRI y el PAN, recibiendo premios vacíos, resulta humillante. Sus debilidades fueron más fuertes que su promesa de cambio y Valle de Bravo perdió la oportunidad de ser símbolo de renovación.
Metepec, el espejismo del orden
En Metepec, la realidad ya alcanzó al discurso. Podrán mentir todo lo que quieran, pero la mentira no deja de serlo. El municipio está mal gobernado: no existe un solo indicador objetivo que muestre mejora. En los últimos cuatro años se han ejercido —y malgastado— cerca de 20 000 millones de pesos de presupuesto público y los problemas son los mismos o peores que antes: baches, servicios precarios, opacidad y una estructura que sigue premiando la simulación. Pero lo peor es la seguridad: el miedo es permanente. Ninguna obra, por grande que sea, tapa el olor de la descomposición. Metepec se vende como modelo, pero funciona como advertencia.
La bonanza azul
Enrique Vargas ya no necesita presumir poder: lo encarna. Su cumpleaños 50 lo celebró en su criadero Vaco, rodeado de caballos finos y de los suyos: Ricardo Anaya, Jorge Romero y Fernando Flores. No fue una reunión casual, sino el retrato vivo de la derecha que se siente dueña del país: ricos, satisfechos, convencidos de que el privilegio es virtud. Vargas ha hecho de la política un negocio redondo; controla Huixquilucan desde hace más de una década, fue diputado, hoy es senador y multiplica fortuna y amistades de abolengo. Mientras el PAN se desvanece entre derrotas, ellos cabalgan sobre el confort del poder y el dinero. Son la élite que se aplaude a sí misma: la bonanza azul que perdió el sentido de la historia y la distancia con el pueblo.
La silla vacía en Ecatepec
En el informe de la diputada local Zaira Cedillo, el mensaje fue claro: poder legislativo y gobierno estatal, alineados. Estuvieron Horacio Duarte, secretario general de Gobierno, y Paco Vázquez, coordinador de la bancada de Morena. Pero la alcaldesa Azucena Cisneros no apareció; envió representante. En política, esas ausencias pesan. Cuando el número dos del gobierno estatal asiste y la presidenta municipal no, hay distancia, cálculo o ruptura. Ecatepec se volvió el escenario donde el silencio también habla: la silla vacía marcó la diferencia.