Amaqueme

Se dice que: La candidata que aún no quiere serlo

24 de octubre de 2025

**Que hoy se le mencione como presidenciable no es una ocurrencia, sino la consecuencia natural de una estructura que la rebasa: gobierna el corazón del voto nacional y el territorio donde murió el viejo régimen.

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Delfina Gómez gobierna la entidad más poblada de México, con casi 18 millones de habitantes y el padrón electoral más grande del país, superior a los 13 millones de votantes. Administra además la segunda economía nacional, con un PIB que rebasa los 2.3 billones de pesos, solo detrás de la Ciudad de México. Esa escala la coloca en la antesala del poder presidencial, aunque ella insista en no mirar más allá del Edomex. Su popularidad —entre 64 y 70 %— la sitúa como la gobernadora mejor evaluada de Morena, y eso no es casual: su estilo austero y su narrativa de maestra humilde construyen legitimidad sin miedo ni soberbia. Que hoy se le mencione como presidenciable no es una ocurrencia, sino la consecuencia natural de una estructura que la rebasa: gobierna el corazón del voto nacional y el territorio donde murió el viejo régimen. Faltan años y tormentas, pero Delfina encarna un poder distinto: el que no necesita gritar para mandar.

La prueba del ácido universitario

Las próximas elecciones en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx serán el primer examen real del discurso de transformación universitaria. Esa facultad, incubadora de la clase política priista que dominó tres décadas, es hoy laboratorio del cambio anunciado. Pero la historia pesa: pactos, cofradías, padrinazgos y esa vieja cultura del favor siguen respirando bajo la alfombra. Aparecen José Martínez VilchisLaura BenhumeaNancy HernándezMartha Ángeles y la doctora Araceli Colín, entre maniobras y promesas, mientras el Consejo de Gobierno se muestra complaciente. El dilema es simple: ¿elección libre o continuidad del acoso, el control y la compra de lealtades? Si la UAEMéx no rompe su cadena interna de tutela, el cambio quedará en discurso. La autonomía no se declama, se demuestra.

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El huachicol del agua: cuando el poder se bebe a sí mismo

El combate frontal al huachicol del agua en el Estado de México ya no es discurso: Fiscalía, Marina, Ejército y Secretaría de Seguridad actúan coordinadas contra las mafias locales que por años saquearon el sistema hidráulico. Los nombres que circulan —ACMEUSON, incluso el del exalcalde Fernando Vilchis— confirman que el negocio del agua robada se volvió estructura criminal parapetada en sindicatos, uniones y grupos políticos. No son pipas ni fugas: es un modelo económico paralelo, protegido por la corrupción municipal y la indiferencia institucional. El operativo en curso busca desmantelar esa red donde el poder se disfraza de gestor comunitario. Si esta cruzada llega al fondo, podría exponer la verdad incómoda: en el Edomex el agua no escasea, la justicia sí.

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El maestro que no se cae

En el laberinto del poder educativo mexiquense, Miguel Hernández Espejel no es un funcionario más: es el amigo entrañable de la gobernadora Delfina Gómez, su compañero de aula y de ruta política. Desde que asumió la Secretaría de Educación, ha sido blanco de rumores diseñados por los grupos de interés que perdieron el control del sistema educativo y hoy operan la intriga. Pero el secretario no se mueve un centímetro: su permanencia refleja la decisión de Delfina de sostener la lealtad sobre el ruido. No es infalible, pero representa una rareza en el paisaje burocrático: un funcionario que no pertenece a ninguna cofradía. En un entorno donde la traición es costumbre, su continuidad es una afirmación de poder silenciosa.