Amaqueme

Se dice que: La cuesta arriba de Luzma

9 de octubre de 2025

**Si Morena quiere consolidarse como fuerza hegemónica en el Edomex, su dirigencia debe dejar de administrar ilusiones y empezar a gobernar su propio partido

A punto de cumplir su primer año al frente de Morena del Estado de MéxicoLuz María Hernández Bermúdez carga con el peso de una estructura que aún no termina de reconocerla. Llegó al mando sin que su antecesora, Martha Guerrero, le entregara ni oficinas ni cuentas claras, y tuvo que enfrentar las resistencias del grupo que se creía eterno: los “mexiquenses de corazón”, esa cofradía que confundió partido con patrimonio. Entre lealtades cruzadas y aparatos que obedecen más al pasado que a la disciplina institucional, Luzma intenta construir una dirigencia real donde antes hubo facciones. Su meta de tres millones de afiliados terminó siendo una quimera retórica: según ella van en 1.5 millones, pero el IEEM apenas reconoce 400 mil registrados formalmente. La brecha entre discurso y dato desnuda el desafío de convertir la narrativa de movimiento en organización. Si Morena quiere consolidarse como fuerza hegemónica en el Edomex, su dirigencia debe dejar de administrar ilusiones y empezar a gobernar su propio partido.

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El PRI, caja chica de sí mismo

Alejandro Moreno poco le importa el PRI del Edomex; su verdadero interés no es político, sino contable. Lo único que se mantiene en pie entre los escombros del priismo es el flujo de dinero público: este año, el partido recibe 163 millones de pesos en prerrogativas, y “Alito” se comporta como si fueran su renta vitalicia. Mientras tanto, Cristina Ruíz Sandoval, al frente del comité estatal, administra no un partido, sino el desprestigio institucionalizado, con la resignación de quien sabe que lo peor aún no llega. La catástrofe electoral es inevitable, pero el consuelo está en el botín: más de 600 millones de pesos pasarán por sus manos durante el periodo para el que fue designada. En el PRI Edomex ya no hay militantes ni convicciones, solo custodios de un presupuesto que se reparte como herencia de familia. Si la política alguna vez fue proyecto, hoy es contabilidad moral en números rojos.

Los baches del PAN no están solo en el pavimento

La nueva ocurrencia del PAN Edomex —colgar lonas en puentes peatonales de TolucaAtlacomulco y Naucalpan para denunciar los baches— es una campaña de street marketing tan ingeniosa como selectiva. Sirve para la foto, no para el asfalto. Si de verdad quisieran ser creíbles, deberían extenderla a MetepecHuixquilucan y Atizapán, donde gobiernan y las calles compiten en cráteres con las de cualquier municipio morenista. Pero no: la moral vial del panismo tiene geografía partidista. Critican los hoyos ajenos y esquivan los propios. Convertir los baches en metáfora política es una jugada arriesgada, porque tarde o temprano la ciudadanía pregunta: ¿y ustedes, por dónde circulan? La campaña revela lo de siempre: más marketing que mantenimiento, más lona que trabajo. En la autopista del discurso opositor, los baches son su única obra permanente.

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Los Del Mazo, entre la política y el sosiego

Desde que dejaron el poder, los hermanos Del Mazo Maza se esfumaron del radar público con una naturalidad casi filosófica. Alfredo, exgobernador, cerró su ciclo con discreción: tras su expulsión del PRI y los rumores de una embajada en Europa, se mantiene entre México y el extranjero, sin estridencias ni litigios, como si hubiera decidido probar la vida sin escoltas ni boletines. Adrián, el técnico del tridente, trasladó su talento al sector privado, vinculado a inversiones logísticas y comerciales donde el apellido aún abre puertas. Alejandro, el más joven, optó por volver al entorno ambiental y empresarial, lejos del bullicio político. No hay señales de conspiración ni nostalgias de poder: quizá, simplemente, eligieron el retiro activo, el negocio privado y la distancia prudente. En un país donde casi nadie sabe irse, los Del Mazo parecen haber aprendido el arte raro de irse sin desaparecer del todo, o quizá —más simbólicamente— de cerrar la puerta definitiva de una dinastía que por generaciones habitó el poder mexiquense.

El cincel de la gobernadora

En la inminente reconfiguración del gabinete, Delfina Gómez afila su propio cincel. No se trata de cortar por capricho, sino de esculpir coherencia. El primer valor que reconocerá es la aportación real a la causa: quienes la acompañaron en la ruta electoral y resistieron el desgaste del poder, seguirán firmes; quienes llegaron después, sin haber participado en ese esfuerzo, deberán demostrar su mérito o hacerse a un lado. En su lógica, el gobierno no es botín ni vitrina, sino prolongación del compromiso político. Los ajustes no serán de forma, sino de fondo: desempeño medible, lealtad probada, integridad visible. La gobernadora sabe que los cambios no solo corrigen errores, también reafirman autoridad moral. Quien no entienda esa gramática del poder, pronto la leerá desde fuera del gabinete.