Amaqueme

Se dice que: La memoria vuelve, el lodo también

3 de diciembre de 2025

***La figura del expresidente no envejece; se convierte en brújula moral que incomoda a unos y reconcilia a otros.

Mario García Huicochea Ad Noticias

AMLO y la gratitud mexiquense;
■ El PRD y sus sótanos criminales;
■ Acolman: huachicol bajo protección;
■ El ISSEMyM y los intocables del saqueo;
■ Zinacantepec: mil millones evaporados.

El regreso del viejo hechicero

Las redes lo devolvieron a escena con el anuncio de Grandeza, pero en el Estado de México la reverberación fue más emocional que literaria: no existe político más querido que López Obrador, y no es mística, es memoria social organizada. El afecto nace de hechos que modificaron la estructura íntima del territorio: demolió un régimen priista que se había petrificado ocho décadas en la gubernatura; eligió a Delfina Gómez y no al cacicazgo de siempre, el de Higinio Martínez, desarticulando la fantasía de que el Edomex era propiedad hereditaria; impulsó políticas que sacaron a más de dos millones de mexiquenses de la pobreza; y dejó un símbolo de reordenamiento nacional como el Aeropuerto Felipe Ángeles, que en el Valle de México operó como un golpe de realidad contra la vieja consigna del privilegio. A eso se suma la expansión de derechos: pensiones para mujeres, adultos mayores, jóvenes y personas con discapacidad, que en un estado con desigualdad crónica funcionan como reparación histórica. La adoración no es culto, es gratitud política acumulada: la sensación de que, por primera vez en generaciones, alguien desmontó la maquinaria que hacía del Edomex un feudo y no una entidad federativa. Aquí, la figura del expresidente no envejece; se convierte en brújula moral que incomoda a unos y reconcilia a otros.

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Imagen de un hombre con gafas y una chaqueta amarilla, sobre un fondo amarillo, con el texto 'Se dice que' y 'El amarillo que se pudrió' superpuesto.

El amarillo que se pudrió

El PRD mexiquense lleva años administrado como si fuera una franquicia de pocos dueños y muchos silencios. Omar Ortega, figura dominante de la última década, convirtió al partido en un pequeño principado que sobrevivía no por fuerza social sino por su habilidad para alquilarse al mejor postor. Bajo ese mando, el deterioro moral se volvió crónico: candidaturas con olor a carpeta penal y operadores que parecían seleccionados por su potencial para provocar auditorías, no votos. La detención del empresario Raúl Rocha Cantú destapó la cloaca reciente y exhibió la cercanía de dos piezas perredistas que hoy son caso de estudio: Jacobo Reyes León —candidato del PRD a la alcaldía de San Martín de las Pirámides en 2021— y Guillermo Fragoso Báez —su candidato a diputado ese mismo año—. Ambos están ahora en turbulencia judicial: Reyes señalado por vínculos con redes de narcotráfico, huachicol y tráfico de armas; Fragoso con orden de aprehensión por presunta participación en extorsión, huachicol y delincuencia organizada. El historial del PRD Edomex con intereses criminales no es chisme: es patrón. El IEEM y las autoridades deberían estar activando alarmas, porque este partido dejó de ser izquierda, oposición o contrapeso. Lo que queda del sol azteca es un fósil contaminado administrado por quienes ya renunciaron a la decencia como criterio mínimo de supervivencia.

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Imagen que presenta un hombre en un evento, con una camiseta amarilla y el texto 'Se dice que Huachicol y Política: la historia que nadie quiere leer' en la parte superior. Se muestra un mensaje sobre el expediente de Jacobo Reyes León.

Huachicol y política: la historia que nadie quiere leer

El expediente de Jacobo Reyes León exige lupa, paciencia y un estómago entrenado. Antes de convertirse en candidato del PRD, fue policía ministerial, oficio que en el Edomex suele ser una pasarela hacia dos destinos: la carrera institucional o el subsuelo. En 2019, tomó el atajo más rentable cuando el alcalde priista Darío Zacarías Capuchino lo nombró jefe de la Policía Municipal de Acolman, un municipio atravesado por ductos estratégicos de Pemex y geografía preferida del huachicol. Desde ese “ascenso”, Acolman dejó de ser un punto en el mapa para volverse un territorio donde la extracción ilegal de combustibles se mezcló con protección política, silencio administrativo y una sospechosa coincidencia: el auge del robo de hidrocarburos corrió en paralelo al liderazgo de Reyes León. Darío, muy cercano a Alejandra Del Moral, dejó así la postal perfecta del viejo priismo: colocar a quien no debe en donde nunca debería. El tránsito de Reyes de policía a jefe municipal y luego a candidato partidista no es trayectoria, es radiografía del desorden. En Acolman no falló el Estado; funcionó, pero para quienes no debían tocarlo.

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Imagen con el título 'El rescate que no toca a los intocables', destaca un discurso crítico sobre el ISSEMyM, mencionando la responsabilidad de los trabajadores y las políticas fiscalmente récord para los contratistas.

El rescate que no toca a los intocables

El discurso oficial presume que el ISSEMyM será salvado con “responsabilidad”: trabajadores aportando más, jubilaciones más tardías y una moral contable que, curiosamente, siempre empieza por abajo. Lo que quiebra la épica del sacrificio es el elefante sentado sobre la mesa de operaciones: los PPS que devoran al instituto sin que nadie se atreva a moverlos un milímetro. Mientras se pide a enfermeras, maestros y burócratas que trabajen más años y paguen más cuotas, los contratos por los hospitales de Zumpango y Toluca siguen blindados, generando flujos garantizados para dos tótems del capitalismo político mexiquense: Juan Armando Hinojosa y los Vázquez Raña. Entre operación, mantenimiento, equipamiento y esas cláusulas que convierten cada servicio en renta vitalicia, el Estado desembolsa cada año montos cercanos a los mil millones de pesos solo para alimentar esas estructuras privadas que parasitan al sistema público de salud. Llamarlo “rescate” es prestidigitación: se ajusta la vida de los trabajadores para sostener intacta la vida de los contratistas. No hay reforma del ISSEMyM mientras no se toquen esos PPS; lo demás es pedirle al paciente que haga dieta mientras el parásito come gratis a un lado de la cama.

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Imagen de un hombre sentado, con gafas y un suéter gris, participando en un conversatorio. Al fondo, un texto en negrita menciona 'Se dice que Zinacantepec y su milla negra' junto a un comentario sobre la función política del alcalde.

Zinacantepec y su milla negra

El Conversatorio AD con el alcalde de Zinacantepec, Manuel Vilchis, dejó caer una bomba que en cualquier democracia con sentido del pudor habría detonado auditorías inmediatas: los tres alcaldes anteriores habrían desaparecido, entre desvíos, moches y contratos de utilería, cerca de mil millones de pesos del erario municipal. Mil millones. Una mutilación histórica para cualquier municipio, pero en Zinacantepec es casi un parteaguas: obras fantasma, servicios colapsados, deuda informal y una ciudadanía obligada a pagar dos veces por lo que nunca recibió. Que un alcalde en funciones lo diga en voz alta tiene mérito político: expone el patrón, no solo los nombres. Hoy, estrenamos ese Conversatorio AD, y conviene verlo completo: no es entrevista, es autopsia. Zinacantepec no cuenta una historia particular; revela el manual de saqueo que gobernó demasiados municipios durante décadas.