Se dice que: Las renuncias de todos los secretarios están en el escritorio de la gobernadora
***En su gobierno no hay inamovibles, solo jugadores en pausa a la espera de la próxima jugada
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La información viene de uno de los secretarios más confiables del gabinete, y no de los habladores. Él confirmó que las 16 renuncias de los miembros del gobierno reposan desde hace tiempo en el escritorio de la mandataria. Ella misma las pidió, y todos las entregaron sin una sola objeción. Podría mover las piezas cuando quisiera, pero su sello es la prudencia quirúrgica y su obsesión, el timing perfecto. En su gobierno no hay inamovibles, solo jugadores en pausa a la espera de la próxima jugada.
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La caída del facturero del peñismo sacude al Edomex
Víctor Manuel Álvarez Puga, artesano de la facturación fantasma, amasó fortuna bajo el amparo del primer círculo de Enrique Peña Nieto. Desde la Secretaría de Gobernación que controlaba Miguel Ángel Osorio Chong, con Luis Miranda Nava y Luis Felipe Puente Espinosa al lado, movió miles de millones en operaciones tan impecables como falsas. Su red fue el esqueleto financiero del peñismo tardío: empresas de papel, contratos reales y dinero que se evaporaba con precisión suiza. Hoy su caída judicial amenaza con encender el ventilador sobre una montaña de estiércol que, si alguien se atreve a levantar la tapa, podría salpicar a medio Estado de México y perfumar el aire con la esencia inconfundible del viejo régimen.
Los ladrones mojados
Fernando Vilchis, diputado federal neopetista y exalcalde de Ecatepec, traga saliva. La Operación Caudal le trajo el suyo al exalcalde, de señalamientos por sus presuntos vínculos con el huachicol hídrico, tanto que ya lo quieren incorporar a la legendaria banda de Mi Pobre Angelito: “Los bandidos mojados”. En la Fiscalía estatal corren versiones sobre tomas clandestinas y cobros en efectivo disfrazados de política social. Vilchis sonríe, niega todo y posa para las fotos con la misma confianza del que ignora que la manguera ya apunta hacia él. El agua sucia, dicen, siempre busca su nivel.
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Flores ya no puede poner un pie en Oaxaca
Fernando Gustavo Flores Fernández no puede poner un pie en Oaxaca. No es discreción, es supervivencia: el gobierno de Salomón Jara quiere meterlo a la cárcel por el presunto fraude de casi 200 millones de pesos que habría cometido contra el estado con su empresa CIFO Technologies S.A. de C.V.. El contrato para “modernizar” el Registro Civil terminó en desastre y en denuncia; las actas no se digitalizaron, pero el dinero sí. Durante años, Flores se paseó por Oaxaca con ínfulas de empresario exitoso, posando entre secretarios y obispos con la fe del que cree que los contratos se absuelven con relaciones públicas. Hoy es prácticamente un prófugo, un viajero sedentario que cambió las tlayudas por el sigilo y las fotos de negocios por silencios procesales. En política, el verdadero lujo no es el poder, es seguir libre para negarlo.
El juez que aprendió política sin perder el Derecho
En el Poder Judicial del Estado de México, Héctor Macedo logró lo que parecía imposible: darle plena funcionalidad a una institución reformada y, hasta hace poco, atrapada en la incertidumbre. Lo ha hecho negociando, construyendo consenso y evitando el ruido, con una serenidad que desconcierta en un entorno adicto al dramatismo. En pocos meses consiguió que el engranaje judicial continuara moviéndose sin sobresaltos, cuidando los equilibrios sin someterse a ninguno. No es héroe ni mártir, solo un profesional que entiende que el poder también se ejerce con silencio, método y oficio. En tiempos donde todos gritan por atención, Macedo eligió la mesura, y eso —en el Edomex— ya es casi una revolución.
