Se dice que: Siete años luminosos
***Siete años de la 4T han sido luminosos para el Edomex. El pueblo eligió bien en 2018, 2023 y 2024.
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El Estado de México pasó demasiado tiempo atrapado en la noche larga del priismo: clientelas perpetuas, pobreza crónica y corrupción elevada a sistema. Por eso tiene un valor histórico que los ciudadanos hayan votado por López Obrador en 2018, por Delfina Gómez en 2023 y por Claudia Sheinbaum en 2024. Esa cadena de decisiones no fue azar ni moda, fue la conciencia de un pueblo que supo leer su momento. Los siete años de la Cuarta Transformación han sido los más luminosos para la entidad en este siglo: el derrumbe de un régimen que parecía eterno, la salida de millones de personas de la pobreza, la llegada de programas sociales que hoy son derecho, la apertura de obras que reconectan al valle y a las periferias, y la dignidad de saberse por fin parte del centro del proyecto nacional. Con Claudia, el primer año confirma la ruta: inversión en el oriente, hospitales, preparatorias, seguridad focalizada, transporte masivo. Es un recuento abundante y verificable. Pero más allá de la lista, importa el juicio: el Edomex eligió bien, eligió distinto y eligió futuro.
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Barranco se despide con saldo limpio
La salida de Bernardo Barranco de la dirección del Sistema de Medios Públicos no es ruptura, es tránsito. Fue el primer relevo anunciado por la gobernadora y, al comparar lo que recibió con lo que entrega, el balance resulta favorable: un canal plagado de remoras, vividores y programación mediocre se transformó en una plataforma más sobria, con contenidos útiles y menos clientelismo. En tiempos donde los medios estatales suelen ser caja chica o aparato de propaganda, Barranco resistió la tentación y limpió la casa. Su ciclo puede considerarse exitoso, y su permanencia en el espacio editorial de Hilo Negro y como asesor cercano de la gobernadora sugiere continuidad en la línea crítica y reflexiva que lo caracteriza. El mensaje es doble: se inaugura la renovación de cuadros prometida por Delfina, pero sin quemar a quienes aportaron. Se trata de un relevo ordenado que confirma que la comunicación pública del Edomex no regresará a ser botín de cortesanos.
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Encinas, la izquierda que sí pesa
En un país saturado de simuladores, Alejandro Encinas encarna lo que casi nadie en la política mexicana: lucidez, congruencia y una hoja de vida sin manchas. Fue candidato a Gobernador del Estado de México cuando aún militaba en un PRD en descomposición, y su derrota no fue por falta de méritos, sino por la traición de un partido que ya se vendía en pedazos. Hoy su llegada a la OEA abre una rendija de esperanza en un organismo que se convirtió en apéndice dócil de los intereses más oscuros de Washington y de las oligarquías regionales. Encinas es un político respetable en el sentido fuerte de la palabra: respeta porque se hace respetar, porque su trayectoria demuestra que la izquierda no es solo discurso, sino ética en la práctica. Que un mexiquense de esa talla represente a México en la arena continental no es anécdota: es un recordatorio de que todavía hay dirigentes con brújula moral en tiempos de confusión. La OEA necesitaba dignidad; Encinas puede devolvérsela.
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Nelly frente a la hoguera de los egos
La secretaria de Cultura y Turismo, Nelly Carrasco, ha tenido que gobernar entre telones cargados de veneno. Desde hace meses le montaron una campaña para tumbarla, no por sus resultados —que son tangibles en la promoción cultural y turística—, sino por sus afinidades políticas. En el mundillo de la “cultura” mexiquense, donde los egos suelen ser más grandes que las obras y cada gestor se cree genio incomprendido, Carrasco ha enfrentado el fuego cruzado de adversarios que se disfrazan de críticos. Su mayor mérito ha sido resistir sin estridencias: consolidar programas, mantener festivales y dar continuidad a políticas públicas mientras lidia con rumores y cuchicheos de pasillo. Lo que está en juego no es una cartera, sino la posibilidad de que la cultura deje de ser coto de élites para convertirse en bien público. Si Nelly resiste —y todo indica que lo hará—, habrá probado que no todos los ataques logran imponerse cuando hay trabajo que los desmiente.
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Raciel contra el acoso de siempre
En Tlalnepantla, la derecha azul y tricolor no ha dejado de montar campaña diaria contra el alcalde Raciel Pérez. Sueñan con volver al gobierno en 2027, como si la memoria ciudadana hubiera olvidado la ruina y el saqueo que dejaron tras décadas de mando. Raciel, curtido en la lucha, ha resistido los embates, pero se le percibe atrapado en un silencio que empieza a costar. No basta con aguantar; en política, el vacío lo llenan los adversarios. Un alcalde que representa a la izquierda debe saber que defenderse no es un acto personal, es un deber hacia el movimiento que encarna. El riesgo no es la campaña sucia, sino el pánico que paraliza. Si Raciel no logra pasar de la resistencia a la argumentación, los ataques pueden instalar la idea de debilidad donde en realidad hay un proyecto en disputa. Su reto es simple y brutal: tomar la palabra, o dejar que otros la usen en su contra.
